sábado, 22 de noviembre de 2014

La nieve y la renovación


Hace ya un par de meses que he vuelto, dejando atrás la increíble experiencia de vivir en una ciudad tan lejana y mágica, tal como llegué a mencionar con anterioridad, la sensación de haber perdido mi sombra es aun latente.
Cuatro meses han pasado desde ese entonces, del momento en que partí y vi la ciudad desde de los aires, es difícil no pensar en que habrán de pasar aun muchos años más antes de que se repita la oportunidad de volver.
Mi sombra sin embargo se ha quedado allá, deambulará por las calles un tiempo antes de tal vez caer en el olvido o pasar simplemente a ser parte del paisaje urbano. Más probable aun, habrá de encontrar algún transeúnte que encuentre interesante y digno de acompañar, reanudando sus pasos a otros destinos. Si este es el caso, solo me quedará desearle la mejor de las suertes.
Por mi parte, sigo considerándome un ente incompleto, con una ansiedad continua y el sobre-pensar de los hechos, por otro lado, sé que llegará el momento en que el Sol me regale un espacio oculto a su vista. Consiente estoy de que ya no debo aferrarme a tu regreso.
Praga, ahora tan distante, se sumerge en la temporada invernal. Letna, Stromovka, Masarykova y otros tantos lugares grabados a detalle en mi memoria se cubren de nieve lentamente.El frío se apoderará pronto de los suelos, las calles, los árboles y una espesa capa blanquecina habrá de borrar todo lo que ha pasado este año. Los recuerdos, simplemente se irán de las zonas que los vivieron y dejarán los paisajes listos para despertar en la primavera, capaces como siempre de albergar nuevas historias.
Siempre habré de preguntarme en que falle para que te alejaras. Si he de correr con suerte, tal vez algún día el viento que descansa sobre el Vltava se acerque y me susurre al oído la verdad que por mucho tiempo me negó.